En casa somos muy de improvisación en la cocina pero también adoro los libros de cocina y guardo como un tesoro los libros de antes, de cocina tradicional. No me voy a enrollar en esta parte, pero tengo uno de la cocina de Nicolasa Pradera, con el que me parto. Sí, me parto. Con la sencillez y naturalidad de la pluma de esa gran mujer que nos ha dado la cocina de nuestro país y la tranquilidad con la que hace uso de natas, mantequillas, mantecas y demás ingredientes malditos. Le tengo muchas ganas y espero la ocasión de tener una mesa repleta de amigos y amigas con los que disfrutar de un buen plato, un buen vino y mejor compañía – ¡este puente de diciembre os vais a enterar!.

A lo que iba. Adoro los libros de cocina y los platos de cuchara. Muchas veces me hago la ilusión de que estoy improvisando, pero sé que en algún sitio he visto esto, y con esto otro que tengo en la nevera, me puede salir algo rico. Esta vez, salió, ¡y muuuuy riiico!

Allá va: Alubias blancas con bacalao… ¡y huevo escalfado de propina!

Facilito:
Las alubias, como siempre. Se ponen a remojo el día anterior, y se vierten a la cazuela con su agua. Se le añaden una cebolleta partida, un pimiento verde, un tomate, 2-3 ajos, sal y aceite. (Se puede aromatizar con una hoja de laurel o tomillo). En 50 minutos aproximadamente estarán listas.
Por otro lado, partimos el bacalao, lo sazonamos y lo salteamos en la sartén con ajito picado, perejil y una guindilla. Y finalmente escalfamos los huevos en agua con un poquito de vinagre (ayuda mucho no verter el huevo directamente en el agua, sino desde una taza o cazo).

Y ya está… Se sirven las alubias, con el bacalao y un huevo escalfado.

¡Cucharota y buen provecho!
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