No sé si os habrá pasado… Hay momentos en los que un vecino o vecina te ayuda y esa ayuda es impagable. Es verdad y se escucha  mucho decir que se han perdido aquellas relaciones de antes, en las que los vecinos se convertían en casi familia, pero creo que también hay muchos casos en los que hay relación, muy buena relación, y esas hay que cuidarlas.

En alguna ocasión os he hablado de nuestro vecino francés Jean Paul. Veo que en dos ocasiones, y poco me parece, porque siempre anda por ahí cuando estamos por la casita de Urt, trayendo leña, ayudándonos con el jardín o pasando a ver que todo está en orden. Hacía tiempo que no tenía «gató» (gateau, bizcocho) para ofrecerle con el café, así que este fin de semana me resarcí llevándole un detallín y esta vez diferente:
Tarta de peras con queso de cabra y nueces

Masa quebrada (1 paquete)
1 ó 2 peras (dependiendo del tamaño)
Un rulo de queso de cabra
Nueces

Extiende la masa en el molde, preferiblemente metálico (coge temperatura más rápido y ayuda a que la base se haga bien). Pincha la base con un tenedor.
Parte la pera en láminas gruesitas y repártela sobre la masa.
Añade el queso cortado en trocitos y las nueces.
Si quieres, puedes añadirle también pasas o cebolla caramelizada.

Hornear a 190 grados durante 30-40 minutos (lo mío es a ojo, no lo puedo remediar). Si la parte superior oscurece deprisa, coloca un poco de papel de aluminio para que no se queme (si alquien conoce otro truco sin emplear papel de aluminio, que me lo cuente, razón aquí).

Y tan contentos fuimos a llevar el presente a Jean Paul, lo pillamos, como siempre, trabajando, cortando leña. Le habrá venido bien el tentenpié…

Nota: Las fotos, son mías, sólo mías. Hechas con el móvil, fatal de los fatales. O cambio de móvil o hago un cursito de foto… Tiempo al tiempo.

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