Soy de costumbres tranquilas. Voy al mercado. Cocino. Disfruto de las sobremesas, saboreo los momentos en familia y con amigos. Paseo. Observo y escucho. Parece mentira que haya crecido en Madrid y no en mi Donostia natal – donde vivimos desde hace dos años -. Toda excusa es buena para escaparme a Madrid, y si son los peques los que nos piden ir a ver la ciudad donde nacieron y a sus amigos, la decisión es facilísima.

El pasado fin de semana, aprovechando el puente, pudimos hacer la tan ansiada escapada a la capital. Además, nos recibía engalanada para la Navidad. Visto desde la distancia, sí resulta asombroso el derroche de luces y las aglomeraciones, especialmente en el cogollo de la ciudad. Así que, no pasa nada, porque otro Madrid nos estaba esperando.

El Madrid de nuestro barrio, nuestros amigos y amigas, el Malasaña de las pequeñas tienditas, los bares de tapas y el chocolate con churros. Tremenda ilusión ver jugar a los peques en la Plaza del 2 de Mayo mientras los mayores nos poníamos al día y charlábamos en una terraza. Deliciosas las comidas y sobremesas en casa de amigos, y también delicioso el chocolate con churros del Café Comercial. (Y el del desayuno de nuestros anfitriones, que si no tenemos que volver a la rutina, nos tienen todavía en su casa).

Los souvenirs: risas, abrazos, recuerdos… y el pan de nuestra panadería. Que allí sigue, repleta de ricos y caseros panes recién amasados y horneados.

Y si estuviera en #mimadridslow este fin de semana, visitaría sin duda a mis amigos de Casa Josephine, que este fin de semana tienen su mercadillo de Navidad abierto. (En la Plaza del Alamillo 11, La Latina) y al Mercadillo Benéfico de la Fundación Aladina (Colegio de Arquitectos, Calle Hortaleza 63)

Si visitas Madrid, no te pierdas las recomendaciones de Noemí, de Me Gusta Mi Barrio o los planes para familias de Laura y Cruz, de Entremadres y los imprescindibles de la Guía Mammaproof en Madrid.

¡Feliz y tranquilo fin de semana!